miércoles, 18 de febrero de 2015

Jota de Carnaval (Orellana la Vieja)

Hoy es el Miércoles de Ceniza y con él dejamos atrás la banalidad de las cosas, los comportamientos arrancados del corazón. Entramos en tiempo de reflexión con la Cuaresma, según el calendario católico. 

Se acaban los carnavales, las fiestas carnales propiamente dichas. Acaba un ciclo, empezamos otro.

Os acerco la Jota de Carnaval de Orellana la Vieja. 


“Como su nombre indica, se bailaba en los carnavales, que eran una fiestas muy celebradas en el pueblo. Eran incansables, bailaban de día y de noche, hasta el Miércoles de Ceniza, que ya lo hacían hasta ‘con los ojos cerrados’ de cansancio, como dice la copla. En la parte musical y al comenzar la ‘La valseta’, la mujer entrega un pañuelo al hombre para que al cogerla no le manche sus ricas ropas. Se reunían para bailar en la plaza y en los salones de bailes públicos. En esta jota se disponían los danzantes en dos larguísimas filas: mujeres a un lado y hombres a otro.” 
García, M. Casasola, P. El Folklore de Orellana. Pág. 91



JOTA DE CARNAVAL
(Orellana la Vieja)

Introducción musical  

En esta calle a la larga
tiran agua y nacen rosas, 
y por eso la llamamos
“La calle de las hermosas”.
  
¡Vamos con la valseta!  

Estribillo 
Adiós, adiós, adiós, Carnaval.
Adiós, adiós, adiós, que te vas. 
Que si tú te has ido, otro volverá,
al año que vine tú me lo dirás. 

Introducción musical 

II 
Si esta calle fuera mía (bis) 
la mandaría de enrollar 
de naranjas y limones 
y, en cada esquina, un rosal. (bis)  

Introducción musical  

El Miércoles de Ceniza 
el último jaramago, 
que lo bailan las mocitas
con los ojitos cerrados.  

Estribillo 



Partituras extraídas de El Folklore de Orellana. (García, M. Casasola, P. Fundación Santa María, 1986).

Tocan y bailan en el vídeo, el Grupo de Coros y Danzas 'Siberia Extremeña', de Orellana la Vieja.





viernes, 11 de julio de 2014

Música de Tradición Oral

El legado que nos han dejado nuestros antepasados desde el principio de los tiempos es el motivo, la causa y efecto de que hoy estemos cómo y dónde nos encontramos, pues, ha sido el mejor regalo que nos pudieron ofrecer. Al conjunto de sus descubrimientos y adelantos le acompañaron algo más que eso, fue una cultura, unos "saberes" que no se encontraban escritos en ningún sitio; pasaron de unos a otros, de padres a hijos, y gracias al  "de boca en boca" han podido llega a nuestros días.

Esta tradición oral, como se le llama, está formada por dichos, refranes, gastronomía, remedios caseros contra los males, todo por lo que está formada una cultura, pero, también, canciones. Canciones y melodías que desde siempre han acompañado a la vida de los seres humanos, por lo menos. Es la música la que, desde que nacemos, en forma de nana es una de las cosas que nos calma los llantos antes de dormir; que cuando jugamos en la niñez, lo hacemos cantando; cuando estamos alegres o cuando tenemos la necesidad de liberarnos de nuestras penas, recurrimos al canto, así como del aburrimiento. En la vida y en la muerte, la música siempre ha estado presente y así la debemos sentir y debemos darle ese valor que se merece.

En las siguientes publicaciones pondremos a disposición del pueblo esas músicas que son suyas.

Empezaremos con la partitura de la canción 'Virgen hermosa', dedicada a la Virgen de Piedraescrita, venerada en Campanario (Badajoz).



domingo, 12 de enero de 2014

Alborá de San Sebastián

Como ya sabéis, se acerca el día de San Sebastián (20 de enero).
En Piornal se celebra lo que todos muchos conocen, y otros deben conocer...

Aquí os traigo la letra de la 'Alborá de Jarramplas'

Sebastián valeroso
hoy es tu día
todos te festejamos
con alegría.

A la puerta de la Iglesia
vamos ahora
a rezar una salve
a Nuestra Señora.

A los veinte de enero
cuando más hiela
sale un capitán fuerte
a poner bandera.

Le amarraron a un tronco
y allí le dieron
la muerte con saetas
verdugos fueron.

Todo su cuerpo tiene
hecho una llaga
y una mujer piadosa
se las curaba.

Ha florecido el tronco
donde te amarran
florece con el fruto
de tus espaldas.

Una mujer piadosa
llamada Irene
le ha metido en su casa
y allí le tiene.

Sebastián se presenta
para el martirio
quedando siempre fuerte
firme y tranquilo.

En los montes de Italia
dicen que hay guerra
supliquemos al Santo
que la detenga.

En esta lancherita
y en este llano
se mantiene la nieve
todo el verano.

Los verdugos le ataron
atrás las manos
y luego sus devotas
le desataron.

Los verdugos le ataron
atrás las manos
por el sólo delito
de ser cristiano.
A la puerta la iglesia
florece un lirio
por eso pasa el Santo
tanto martirio.

A la puerta la iglesia
venden zapatos
para el Santo Bendito
que está descalzo.

Sebastián y su hermano
forman guerrilla
con la espada en la mano
de maravilla.

Al niño que repite
qué le diremos
que este Santo Bendito
le suba al cielo.

También al mayordomo
y a todo el pueblo
dales salud y gloria
paz y consuelo.

Todo el pueblo cantando
las Alborás
le pide protección
a San Sebastián.

A la puerta de la Iglesias
venden tijeras
para Nuestra Señora
que es costurera.

Salga usted Jarramplas
no tenga miedo
que cuando usted salga
todos corremos.

La mujer de Jarramplas
está dormida
y si no se levanta
no come migas.

Sebastián y su hermano
van a aceitunas
Sebastián cogió dos
y su hermano una.

Sebastián y su hermano
van a bellotas
cuando Sebastián corre
su hermano trota.

¡A la guerra, a la guerra
y al arma, al arma
Sebastián valeroso
venció batalla!

jueves, 10 de enero de 2013

La Nacencia, de Luis Chamizo



I
Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.

Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.

Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
¡Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...

- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con l´agüela,
la comadre o el méico -.

Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...

eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!

La burra, que rroía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.

¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!

Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.

No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos...
¡Quién podrá socorregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!

Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.

¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!

No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, rondo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...

¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...

y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.

Uno cayó roändo,
y, prendío d´un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.

¡Que bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!
Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.

Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu´echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...

¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

II
Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.

Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...

Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!
Venía clareando;

s´oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;

salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.

Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.

Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del camino nuevo.

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso...

¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!


Dale con el E


Estribillo instrumental

Dale con el “e”,
con el “e”, con el ala.
dale con el “e”, con el “e”,
que no se vaya.
Dale con el “e”.

Aunque me veas con el cura en la puerta, 
es que lo manda la Santa Madre Iglesia. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura de paseo 
es que me enseña la Salve y el Credo. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en la sacristía, 
es que me enseña las tres Ave María. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en el coro 
es que me enseña la prenda que adoro. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en la torre, 
es que me enseña el fresquito que corre. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado


Aunque me veas con el cura en la cama, 
es que me enseña la doctrina cristiana. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado
(Bis más rápido)

NOTA: Extraído de la grabación discográfica 'Dale con el E' del Grupo Medio Celemín (Navalvillar de Pela, Badajoz).


Jota de las ovejitas


Primera frase de la estrofa y estribillo musical

Madre, las ovejitas (Bis)
se han ido al trigo.
y el pastor que las guarda (Bis)
se ha entretenido.

Porque yo, yo, yo;
porque yo, yo, ya;
porque yo, velo, velo,
porque velo, velo, va.

Un pastor me da voces (Bis)
desde la cumbre;
que le lleve tabaco, (Bis)
papel y lumbre.

Estribillo cantado

Un pastor me da voces; (Bis)
vendrá a verme.
Si la loba dañina (Bis)
no lo entretiene.

Estribillo cantado

Un pastor me da voces, (Bis)
¿qué querrá el bruto?
Que se le ha muerto el chivo (Bis)
y me ponga luto.

Estribillo cantado (x2)

Estribillo musical

Las tablas de Moisés


¡Ay de mí que quise a uno!
Uno se Cristo filie une.

¡Ay de mí que quise a un dos!
Las dos tablas de Moisés.

¡Ay de mí que quise a un tres!
Tres patriarqués.

¡Ay de mí que quise a un cuatro!
Cuatro evangelistas, tres.

¡Ay de mí que quise a un cinco!
Cinco quinqueles de abril.

¡Ay de mí que quise a un seis!
Seis de su perfecta ley.

¡Ay de mí que quise a un siete!
Siete, ingratitud de Inés.

¡Ay de mí que quise a un ocho!
Ocho coros candeloros.

¡Ay de mí que quise a un nueve!
Nueve rosas muy hermosas.

¡Ay de mí que quise a un diez!
Diez claveles escogidos.

¡Ay de mí que quise a once!
Las saetas de Cupido.

¡Ay de mí que quise a un doce!
                Las palabras de María.






NOTA: A medida que se pasa de estrofa, se van repitiendo las segundas partes de la numeración, así, en “¡Ay de mí que quise a un seis”, su segunda parte quedaría así:

                “Seis de su perfecta ley;
                cinco quinqueles de abril;
                cuantro evangelistas, tres;
                tres patriarqués;
                las dos tablas de Moisés,
                une se Cristo filie une.”

NOTA2: Extraído de la grabación discográfica 'Dale con el E', del Grupo Medio Celemín (Navalvillar de Pela, Badajoz).