jueves, 10 de enero de 2013

La Nacencia, de Luis Chamizo



I
Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.

Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.

Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
¡Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...

- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con l´agüela,
la comadre o el méico -.

Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...

eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!

La burra, que rroía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.

¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!

Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.

No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos...
¡Quién podrá socorregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!

Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.

¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!

No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, rondo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...

¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...

y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.

Uno cayó roändo,
y, prendío d´un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.

¡Que bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!
Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.

Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu´echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...

¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

II
Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.

Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...

Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!
Venía clareando;

s´oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;

salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.

Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.

Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del camino nuevo.

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso...

¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!


Dale con el E


Estribillo instrumental

Dale con el “e”,
con el “e”, con el ala.
dale con el “e”, con el “e”,
que no se vaya.
Dale con el “e”.

Aunque me veas con el cura en la puerta, 
es que lo manda la Santa Madre Iglesia. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura de paseo 
es que me enseña la Salve y el Credo. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en la sacristía, 
es que me enseña las tres Ave María. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en el coro 
es que me enseña la prenda que adoro. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado

Aunque me veas con el cura en la torre, 
es que me enseña el fresquito que corre. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado


Aunque me veas con el cura en la cama, 
es que me enseña la doctrina cristiana. 
Dale con el “e”…

Estribillo cantado
(Bis más rápido)

NOTA: Extraído de la grabación discográfica 'Dale con el E' del Grupo Medio Celemín (Navalvillar de Pela, Badajoz).


Jota de las ovejitas


Primera frase de la estrofa y estribillo musical

Madre, las ovejitas (Bis)
se han ido al trigo.
y el pastor que las guarda (Bis)
se ha entretenido.

Porque yo, yo, yo;
porque yo, yo, ya;
porque yo, velo, velo,
porque velo, velo, va.

Un pastor me da voces (Bis)
desde la cumbre;
que le lleve tabaco, (Bis)
papel y lumbre.

Estribillo cantado

Un pastor me da voces; (Bis)
vendrá a verme.
Si la loba dañina (Bis)
no lo entretiene.

Estribillo cantado

Un pastor me da voces, (Bis)
¿qué querrá el bruto?
Que se le ha muerto el chivo (Bis)
y me ponga luto.

Estribillo cantado (x2)

Estribillo musical

Las tablas de Moisés


¡Ay de mí que quise a uno!
Uno se Cristo filie une.

¡Ay de mí que quise a un dos!
Las dos tablas de Moisés.

¡Ay de mí que quise a un tres!
Tres patriarqués.

¡Ay de mí que quise a un cuatro!
Cuatro evangelistas, tres.

¡Ay de mí que quise a un cinco!
Cinco quinqueles de abril.

¡Ay de mí que quise a un seis!
Seis de su perfecta ley.

¡Ay de mí que quise a un siete!
Siete, ingratitud de Inés.

¡Ay de mí que quise a un ocho!
Ocho coros candeloros.

¡Ay de mí que quise a un nueve!
Nueve rosas muy hermosas.

¡Ay de mí que quise a un diez!
Diez claveles escogidos.

¡Ay de mí que quise a once!
Las saetas de Cupido.

¡Ay de mí que quise a un doce!
                Las palabras de María.






NOTA: A medida que se pasa de estrofa, se van repitiendo las segundas partes de la numeración, así, en “¡Ay de mí que quise a un seis”, su segunda parte quedaría así:

                “Seis de su perfecta ley;
                cinco quinqueles de abril;
                cuantro evangelistas, tres;
                tres patriarqués;
                las dos tablas de Moisés,
                une se Cristo filie une.”

NOTA2: Extraído de la grabación discográfica 'Dale con el E', del Grupo Medio Celemín (Navalvillar de Pela, Badajoz).

Romance de Teresina


Estrofa instrumental

¡Ábreme tú, Teresina!
Ladina y dana.
¡Ábreme tú, flor de lis!
 Ladana y di

¿Quién ha sido el atrevido,
Ladina y dana
que mi puerta quiere abrir?
 Ladana y di.

¡Abre, que soy don Alonso,
Ladina y dana
a quién tú sueles abrir!
Ladana y di

Al punto de abrir la puerta
Ladina y dana.
le ha dado un soplo al candil
 Ladana y di

Le ha cogido de la mano
Ladina y dana
Se la llevó al buen dormir
 Ladana y di.

Y a eso de la media noche
Ladina y dana
Teresina dice así:
Ladana y di

¿Qué le pasa a don Alonso
Ladina y dana
que no se arrime usted a mí
 Ladana y di.

Estrofa instrumental

¿Le teme usted a mi criado
Ladina y dana
o teme usted al alguacil?
Ladana y di

¿O teme usted a mi marido
Ladina y dana
que está en tierras de París?
                Ladana y di.

Yo no temo a tu criado
Ladina y dana
ni tampoco al algucil
Ladana y di

Ni le temo a tu marido
Ladina y dana
que es el que está junto a tí
 Ladana y di.

Puedes ir rezando un credo
Ladina y dana
que pronto vas a morir
Ladana y di

Al decir “Creo en Dios Padre”
Ladina y dana
tres puñaladas le di
 Ladana y di.

Al decir “Creo en Dios Hijo”
Ladina y dana
el corazón la partí
Ladana y di…

 NOTA: Extraído de la grabación discográfica 'Dale con el E', del Grupo Medio Celemín (Navalvillar de Pela, Badajoz).

Con la cesta y la media (Canción de Pique)


Estribillo:

Con la cesta y la media
anda tu madre
recogiendo noticias
por esas calles.
Por esas calles, niña,
por esas calles.
Con la cesta y la media
anda tu madre

Que no tengo que dar;
tu madre a mí no me quiere;
que no tengo que dar.
Cásate con mi reloj
que todas las horas da.
Tu madre a mí no me quiere.

Estribillo

Que lo quiere de carrera
Tu madre a mí no me quiere
Que lo quiere de carrera
Y en mi casa tengo un galgo
Vaya por él cuando quiera
Que yo pa correr no valgo

Estribillo

Tiene la cama la liebre
Debajo de la retama
Tiene la cama la liebre
El hombre que sale malo
Es porque la mujer quiere
Que en el campo hay muchos palos

Estribillo

Hace la cama el conejo
Debajo de la retama
Hace la cama el conejo
La mujer que sale mala
Se la rodea el pellejo
Que en el campo hay muchas varas

Estribillo

Por encima de un farol
Allá va la despedida
Por encima de un farol
Los caballos en la feria
Los hombres en un serón
Allá va la despedida

Pon el farol en la esquina
Mi despedía es la mejor
Pon el farol en la esquina
Los hombres en la taberna
La mujer en la cocina
Despedirse que es la buena


NOTA: Al ser una canción de pique, las estrofas se cantan alternando la mujer y el hombre, empezando ella. El estribillo, todos a coro.